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El legado de Juan Félix Sánchez

En la Carretera Trasandina, entre Mucuchíes y Apartaderos, a hora y media de la ciudad de Mérida, se encuentra San Rafael de Mucuchíes. Al recorrer el pueblo, llama la atención una pequeña capilla de rústicas paredes. Es la Capilla de la Virgen de Coromoto, construida por Juan Félix Sánchez y conocida simplemente como la Capilla de Piedra.

Su juventud

Juan Félix nació en San Rafael de Mucuchíes en el año 1.900. Era el menor de los tres hijos del agricultor Benigno Sánchez y su esposa Vicenta. Era un pequeño genio: a los ocho años construyó una turbina de juguete movida por agua. Aunque solo pudo completar los estudios básicos, le apasionaba leer.

El joven Juan Félix trabajó como agricultor, arriero, panadero, maromero y titiritero. Viajó a Mérida, Maracaibo y Caracas. En su pueblo destacó por su inteligencia y su interés por ayudar a su comunidad, ocupando cargos públicos y fue nombrado juez por un corto período. Junto con un amigo, construyó la primera planta eléctrica del pueblo.

Juan Félix Sánchez
Juan Félix Sánchez. Fuente: Amaluc / Wikimedia (CC BY-SA 4.0).

Aprendió a tejer la lana en un telar manual y a hacer sombreros de caña amarga. Hacia 1.924 se fue a vivir por primera vez sólo al páramo, a un lugar llamado El Potrero, Allí se dedicó a tejer cobijas y ruanas de lana. Pero Juan Félix no estaba satisfecho con el telar tradicional, y lo modificó, creando otro capaz de producir una urdimbre más compleja, dando como resultado tejidos de diseños más llamativos y de mejor calidad. Llegó así a ser considerado como el mejor tejedor de la zona. En El Potrero también comenzó a tallar la madera.

Un arquitecto autodidacta

A partir de 1.930 comenzó a llevar una serie de diarios, documentando su trabajo y sus ideas. Por esos años trabajó con sus vecinos para restaurar la capilla de su pueblo, lo que ahora es la actual iglesia.

Hacia 1.935, Juan Félix Sánchez comienza a tallar la piedra. Para el párroco de San Rafael, Angel Sánchez Alcántara, realizó un “Calvario”. Era un cristiano muy devoto. Su religiosidad lo llevó a alejarse gradualmente de las costumbres católicas, por lo que no se llevó bien con algunos sacerdotes locales.

En 1.943 se va a vivir al páramo con su compañera de vida, Epifania del Carmen Gil Dávila. Se inspiró en sus lecturas sobre la vida de los santos para construir una capilla en el páramo. Así comienza el lento proceso de edificar lo que luego será el complejo de El Tisure y que le llevó más de tres décadas: tres capillas, elaboradas en 1.954, 1.964 y 1.966; un muro; arcos; una cruz con su pedestal; una torre; una plaza con escalinatas; un pesebre; un calvario; varias esculturas y un Santo Sepulcro, terminado en 1.981.

Entrada a la casa natal de Juan Félix Sánchez
Entrada de la casa natal de Juan Félix Sánchez. Fuente: Dixonlynch / Wikimedia (CC BY-SA 3.0).

El reconocimiento de su obra

Para el complejo religioso de El Tisure, Sánchez usó madera y piedra. Esta última la empleaba con poco trabajo de desbastado y sin usar cemento. Ya era muy conocido en Mérida, cuando se publicó un libro ilustrado sobre su obra en 1.981 y se realizó una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas al año siguiente. Esto convirtió a Juan Félix en un personaje público en toda Venezuela y en el exterior.

En este momento comienza a construir la capilla de la Virgen de Coromoto de San Rafael. Sus casas en San Rafael, El Potrero y El Tisure atraían a centenares de visitantes, interesados en conocer su obra.

Juan Félix Sánchez donó al Municipio Rangel (San Rafael de Mucuchíes) un terreno para construir una biblioteca, que hoy lleva su nombre. También donó su casa paterna para crear el Museo de los Andes «Benigno y Vicenta Sánchez” y se retiró a su vida de ermitaño en El Potrero.

Vienen los años de los reconocimientos: en Cumaná recibe la «Orden Antonio José de Sucre», en su Primera Clase (1.985); el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) le otorga el Premio «Aquiles Nazoa» en 1.987 y en 1.989 recibe el «Premio Nacional de Arte Popular». En 1.992 es nombrado miembro honorario de la Asociación de Artistas Plásticos de Barinas, «Hombre del Año de la Conservación» por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales Renovables.

Interior de la Capilla de Piedra de Mucuchíes
Interior de la Capilla de Piedra de Mucuchíes. Fuente: RjCastillo / Wikimedia (CC BY-SA 3.0).

Los últimos años

Desde entonces, declinó las invitaciones a eventos y homenajes. El año siguiente, la Universidad de Los Andes le confiere el título de Doctor Honoris Causa, que rechazó. La III Bienal de Artes Plásticas, realizada en junio de 1.994, se celebró en su honor. Juan Félix Sánchez apareció en innumerables folletos, entrevistas y documentales durante ese período.

Pero también son años de enfermedad, sufría de dolores en una rodilla y de problemas de la vista y el oído. Por una deficiencia cardíaca, viajó a Caracas en 1.987 y se le implantó un marcapasos. En 1.991, sufre una caída y se le fractura el cráneo, por lo que es trasladado nuevamente a Caracas para operarlo. Se fractura la cadera en otra caída y debe ser operado en 1.995, luego de una largo período de reposo.

Sin embargo, la creatividad de Juan Félix no parecía tener fin, ese año publicó un libro de cuentos y refranes que tituló «Verdades verdaderas». En 1.997, a la edad de 96 años, falleció. Fue enterrado en la Capilla de San Rafael de Mucuchíes, junto a la mujer que siempre le acompañó, Epifania Gil. La pareja nunca procreó, aunque Sánchez si tuvo cuatro hijos en uniones anteriores.

Capilla del Tisure
Capilla de El Tisure. Fuente: Andrés Pinto / Wikimedia.

La obra de Juan Félix Sánchez

Sin haber tenido estudios de arte, la obra de Juan Félix Sánchez presenta una sólida coherencia estética, temática e ideológica, donde se plasma la filosofía de vida del artista. Allí confluyen el creador, su entorno y su fuerte religiosidad, convirtiendo a los materiales rústicos que usaba, la piedra y la madera, en vehículos para transmitir su mundo interior.

No es posible clasificar la creación de Juan Félix, aunque se le podría tildar de artista ingenuo, por carecer de formación académica. Se le consideró un «Genio natural», con una espiritualidad que va más allá de lo estético.

Juan Félix Sánchez fue un hombre al que no le importaba lo material, con una religiosidad casi mística, un artista y sabio popular. Después de su muerte, su obra en El Tisure fue declarada Patrimonio Nacional.

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