Nuestro país es amplio y de una variada geografía. Si bien asociamos a Barinas con una tierra de llaneros, ganado y siembras, esta región nos ofrece muchos lugares para descubrir. Hoy te invitamos a recorrer algunos de los bellos pueblos del Estado Barinas.
Altamira de Cáceres
En el piedemonte andino, entre Barinas y Mérida, se encuentra el primogénito de los pueblos del Estado Barinas, Altamira de Cáceres. Fundado el 30 de Junio de 1577 por el español Juan Andrés Varela, Altamira se acerca a los cuatro siglos y medio de vida conservando parte de su encanto colonial, con sus casas de tapias con techos de cañabrava cubiertos de tejas.
El centro del pueblo destaca por la hermosa Plaza Bolívar, la modesta iglesia consagrada a la Virgen de la Inmaculada Concepción y el museo museo «Don José Angel Angarita», que conserva antigüedades de la época colonial.
Desde aquí se organizan diversas actividades de ecoturismo y turismo de aventuras, como la observación de aves, excursiones, barranquismo y «rafting».

Calderas
El Estado Barinas se asocia con los llanos, pero su topografía es variada, en la región accidental del Estado, la cordillera andina crea hermosos valles que son el asentamiento de pueblos encantadores. Calderas es uno de los más hermosos de ellos.

A 900 metros sobre el nivel del mar, su clima es muy agradable y propicio para el cultivo del café, principal fuente de ingresos de sus habitantes. Los alrededores del pueblo son ideales para el excursionismo, con saltos de agua como la Cascada de las Monjas.
Pero tal vez el sitio más pintoresco de Calderas el la laguna La Encantada, mejor conocida como Pozo Azul, por la peculiar coloración de sus aguas, que nadie logra explicar. Dicen que quien se sumerja en esta laguna no saldrá. Y aunque nadie se refresque con un buen baño acá, igual es un sitio digno de visitar, para admirar su belleza y la paz que inspira el contacto con la naturaleza.

El Real
En la segunda mitad del siglo XVII, el vicario de la ciudad de Barinas, Don Domingo Bragado, compro un lote de tierras cercanas al río Santo Domingo. Allí desarrolló un hato al que nombró Santo Domingo de las Palmas. Los campesinos que laboraban en el fundo establecieron un pequeño poblado.

La vida del pueblo cambió para siempre cuando en 1680 la india Ana, que se encargaba de colectar las donaciones en la misa, encontró entre las monedas un real de plata que tenía la imagen de la Virgen del Rosario. A esa pequeña moneda se le atribuyeron varios milagros, y se le comenzó a llamar la Virgen de el Real. Así también, Santo Domingo de las Palmas perdió su nombre y desde entonces es simplemente El Real.
La moneda con la imagen de Nuestra Señora del Rosario de El Real se resguarda ahora en el Complejo Turístico Mariano, y gracias a ella El Real es el centro de la vocación religiosa de los pueblos del Estado Barinas. La Virgen de El Real es la Patrona de los llanos venezolanos.
