La abadía del silencio y la paz, San José en Güigüe

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Fotografía: Periergeia / Wikimedia.

Recorriendo la ribera sur del Lago de Valencia, luego de pasar el Magdaleno, pequeño poblado de artesanos, se llega a Güigüe, una ciudad de vocación agrícola. Hacia el sur, sobre una colina de suave pendiente, una imponente estructura de ladrillos eleva una torre hacia el cielo, es la abadía de San José, donde los monjes benedictinos encuentran el silencio y la paz para elevar sus oraciones a Dios.

Campanario de la Abadía de San José
Campanario de la capilla de la abadía de San José. Fuente: Alfredo Hernández.

En el año de 1923, cuatro monjes llegaron a Caracs desde Baviera, al sur de Alemania. Los religiosos, liderados por el padre Andrés Amrhein, establecieron su monasterio en San José del Ávila. Los guiaba el lema “por dentro, monje, por fuera, apóstol” y la estricta disciplina monástica heredada de San Benito de Nursia. En 1964, el monasterio fue elevado a la condición de abadía.

El rápido crecimiento de Caracas, terminó por integrar la abadía a la ciudad y ya no fue posible el aislamiento necesario para la oración monacal. Hacia 1980 comienza la búsqueda de un nuevo lugar para el monasterio. Finalmente se encontró un terreno de 64 hectáreas cercano a Güigüe, un lugar conocido como los Altos de San Juan de Dios, suficientemente alejado del pueblo para preservar la paz de los monjes, pero con fácil acceso para permitir que los fieles pudieran llegar al monasterio.

El reconocido arquitecto Jesús Tenreiro Degwitz se encargó del diseño del edificio para la nueva abadía. La construcción debería ser sencilla, funcional y fresca. Tenreiro creó una estructura vanguardista de líneas simples, con planta en forma de cruz, con una iglesia, un ala para las celdas monacales, una hospedería y el ala de servicios, donde se ubican la cocina, un taller y la lavandería. Un hermoso patio interno conecta las cuatro alas del inmueble.

El nuevo edificio se inauguró en 1990. Algunas obras de arte de reconocidos creadores venezolanos decoran los espacios de la abadía. El trabajo de Tenreiro fue reconocido en 1991 con el Premio Nacional de Arquitectura

Rodeando la moderna edificación, las tierras están dedicadas al cultivo de hortalizas y la cría de ganado, bajo el cuidado de los propios monjes, que obtienen así los productos para su consumo. Como lo acostumbra la orden benedictina, el monasterio tiene su propio cementerio.

En este bello espacio, concebido para respetar su entorno natural, los monjes y los fieles que se acercan a visitar la abadía encuentran el silencio y la tranquilidad necesarios para entrar en comunicación con Dios a través de la oración. La misa de los domingos, abierta al público, rememora la antigua tradición del canto gregoriano, que ha encontrado acá un refugio para su preservación y divulgación.

Interior de la abadía
Interior de la abadía. Fuente: María Auxiliadora Ramírez Prato / Wikimedia.

Alojamiento

La hospedería de la abadía posee 16 habitaciones. Todo el que requiera encontrar soledad y silencio es bien recibido acá. Pero esta no es una posada turística. La gente viene aquí a realizar retiros espirituales. Todo el año se realiza este tipo de actividad, con temas específicos y vienen personas desde todas partes del mundo.

Mucha gente acude a la abadía cuando pasa por crisis espirituales. «La gente tiene muchos vacíos y se quieren llenar de cosas y cosas y las cosas no te llenan lo único que llena es Dios” decía el padre Jesús María Sasias, un monje portugués que por más de 50 años sirvió en el monasterio, tanto en Caracas como en Güigüe.

La actividad de la Abadía comienza antes de salir el sol, A las cinco de la mañana los monjes se reúnen en la capilla para la primera oración del día, la vigilia, acompañada por la lectura de los salmos. tras pasar algo de tiempo en sus habitaciones, llamadas celdas, toman el desayuno y a las 7 y media regresan al templo para el oficio de Laudes.

Durante la mañana cada uno de los monjes se dedica al oficio que se le ha asignado, siempre dentro del monasterio. Al mediodía se reúnen nuevamente para el rezo de la Hora Sexta o Media, seguido del almuerzo y el descanso y oración individiual en sus celdas.

Cada día a las 6 de la tarde se realiza la Eucaristía. Aunque los domingos la misa es a las diez de la mañana. Luego de la Eucaristía, es el momento del rezo comunitario de las Vísperas. Las últimas oraciones en común del día son las Completas, a las 8:15 de la noche. Llega entonces el momento del descanso, tras un día de silencio, oración y recogimiento.

A través del teléfono (0245) 341.10.32 se puede contactar a la abadía para inscribirse en un retiro o coordinar una visita.

Vista del lago de Valencia desde la abadía
Vista del Lago de Valencia desde la abadía. Fuente: María Auxiliadora Ramírez Prato / Wikimedia.

¿Cómo llegar a la Abadía de Güigüe?

Para ir a la abadía debes tomar desde Maracay la carretera que conduce a Magdaleno. Allí continúas hasta Güigüe y luego de pasar la ciudadela “Andrés Bello” se encuentra la entrada a la abadía a mano izquierda.