En un valle trujillano, cerca de la ciudad de Valera, se encuentra la encantadora población de Escuque, cuna demujeres y hombres laboriosos y tierra fértil productora de café.
Antes de la llegada de los españoles, ya existía una ciudad, centro de peregrinaje de los aborígenes cuicas, dedicada a la devoción de la diosa Icaque. El 11 de octubre de 1.548, llegó a esta ciudad Diego Ruiz de Vallejo, atraido por las historias sobre las riquezas de Icaque. Esta es la fecha que se conmemora como el origen de Escuque.
Años después, entre 1.556 y 1.558, Diego García de Paredes fundó aquí la ciudad de Trujillo, que fue destruida por los cuicas. Psteriormente, en septiembre de 1.559 Francisco Ruiz reconstruyó la ciudad y le dio el nombre de Mirabel, pero coon el tiempo prevaleció el nombre aborigen de Escuque, que en lengua cuica significa Pueblo de Nubes.
Escuque es un pueblo con una larga tradición agrícola, basada en la producción y comercio del café, que hizo de esta una ciudad muy próspera durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Además, Escuque era una importante encrucijada, lugar de paso obligado entre los Andes venezolanos y los Llanos y el centro del país. Sin embargo, al construir la Carretera Trasandina, el pueblo quedó fuera de su trazado. La nueva carretera pasaría por Valera. Este factor y la caída de los precios del café frenaron el desarrollo de la población.

La devoción al Niño Jesús
El patrono de Escuque es el Niño Jesús. La imagen del Dulce Nombre de Jesús llegó al pueblo desde la villa de Gibraltar, a orillas del Lago de Maracaibo, en el año de 1.615. La familia Guánchez y Cerrada, unos españoles de León, decidieron abandonar el poblado de Gibraltar y establecerse en Barinas. La imagen la habían traido desde España. A su paso por Escuque, decidieron quedarse acá, permaneciendo varios años.
La imagen del Dulce Nombre de Jesús causó gran fervor en el pueblo y cuando los Guánchez y Cerrada decidieron regresar a España en 1.626, la fervorosa comunidad les rogó que la dejaran. Fray Juan de Casiana intercedió por la comunidad y accedieran a dejarla y entre suspiros y oraciones, la venerable reliquia del hogar de los leoneses.
Las fiestas en honor al Niño Jesús se celebran con gran fervor popular el 14 de enero.
La iglesia
La Iglesia del Dulce Nombre de Jesús custodia la imagen del Niño Jesús de Escuque. La construcción del santuario se inició en 1.910, en el mismo lugar donde estuvo la iglesia colonial, y donde en sus tiempos estuvo el templo de Icaque. Es una hermosa construcción de tres naves separadas por columnatas toscanas, con una cúpula y una torre campanario de cinco niveles. El templo también conserva una escultura en tamaño natural de la Inmaculada Concepción de María, elaborada por el artista español Murillo y que fue traída por el Presbítero Ovidio Olivieri a finales del siglo XIX.
Un dato interesante de esta iglesia es que en su pila bautismal, que fue la misma usada en la desaparecida iglesia colonial, fue bautizado, el 30 de enero de 1.865, el Dr. José Gregorio Hernández, quien nació en Isnotú, muy cerca de Escuque y fuera recientemente declarado “Beato”. El proceso de canonización del médico de los pobres sigue su curso.

Gastronomía
Algunas de las recetas de la gastronomía escuqueña son comunes en toda la región andina venezolana, pero acá toman su propio nombre, como Sopa de Tacones, una versión de la pisca andina que se consume en el almuerzo. El Sakus es un pastel de pescado de río, relleno con con huevo, aceitunas, alcaparras y cebolla, recubierto con masa y envuelto en hojas de plátano. Las hallacas con relleno de caraotas o de arvejas son muy populares aquí y se conocen como carabinas.
La Mistela es un licor elaborado a base de papelón, aguardiente, jengibre, clavo y especias, muy apreciado en todos Los Andes. Dentro de la dulcería, están los chupabebés, unas peculiares chupetas; los pícaros, preparados con plátano, queso y canela y los dulces de cascos de guayaba, lechoza, arroz con leche y naranjón.
Entre los lugares donde se puede comer en el pueblo está Punto JD. Su especialidad son los tequeños y pastelitos andinos. La Molinera, en la Calle Libertador, cerca del Santuario es una buena opción para almuerzos o cenas. Un lugar curioso es el Castillo de San Jorge, con gastronomía alemana en una peculiar ambientación medieval.
Si le gusta la comida rápida, las pizzas son las favoritas de los escuqueños, y hay varios locales donde escoger.

Alojamiento
No hay muchas opciones para hospedarse en Escuque, pero la Posada La California Skuke, con un agradable clima de montaña, es un lugar cómodo, seguro y bonito, con una pequeña piscina que hará la delicia de los chicos. Otra opción es quedarse en Valera, que está muy cerca.
¿Cómo llegar a Escuque?
Desde Valera, se debe tomar la Carretera Sabana Libre (vía Isnotú) para salir de la ciudad, luego empalmar con la Carretera Valera – Escuque. Son solamente doce kilómetros, lo que toma unos 20 minutos para llegar.