Como toda urbe moderna, Valencia sufre por la contaminación ambiental. Miles de vehículos expulsan su tóxico monóxido por los escapes, mientras que las fábricas de la enorme zona industrial contribuyen con sus emisiones al deterioro del ambiente citadino. Pero no todo es tan malo en esta ciudad, que ha encontrado un espacio verde que le sirve como pulmón y lugar de esparcimiento a sus habitantes: el Parque Negra Hipólita.
Al nacer Simón Bolívar en 1783, su madre no pudo amamantarle por motivos de salud. Hipólita, una esclava de 20 años de edad, acababa de dar a luz al pequeño Dionisio y fue escogida como nodriza del futuro Libertador. Bolívar siempre expresó su cariño por Hipólita, a quien le encomendó en 1.814 el cuidado de su hermana Juana María. Dionisio llegó al grado de sargento en el Ejército Libertador, mientras que su madre fue liberada en 1.821. Una placa en su monumento en el parque cita las palabras de Simón Bolívar: «su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella»

El Parque Negra Hipólita fue inaugurado en el año de 1.983, como homenaje a la nodriza del Libertador y con motivo del bicentenario del natalicio de Simón Bolívar. Inicialmente tuvo una extensión de siete hectáreas, pero en el año de 2.004 se le anexó el Parque Fernando Peñalver, completando así 22 hectáreas de espacios verdes para la capital carabobeña.
Este hermoso parque está a orillas del río Cabriales, entre la Avenida Paseo Cabriales y la Autopista Regional del Centro. Funciona de martes a domingo, desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde.

El objetivo del parque es crear un espacio de recreación seguro para que el público disfrute en familia, cuidando y preservando su flora y fauna. Al mismo tiempo busca crear un espacio de educación ecológica.
Para cumplir con su objetivo, el Parque Negra Hipólita presenta un cronograma diverso de actividades orientadas a la preservación del ambiente y la sana recreación. Las actividades se organizan tomando en cuenta las fechas importantes del año: semana santa, carnaval, día del niño, Navidad, fiestas patrias y fechas ambientales como el día de la Tierra.

Los diseñadores del parque hicieron un esfuerzo por hacer del lugar un espacio atractivo y funcional. Las áreas de servicios incluyen un estacionamiento con 82 puestos, área para piñatas, una galería de arte, una moderna concha acústica que alberga espectáculos culturales y musicales, un centro de informática y una fuente de soda.
Atención especial merece el ingenioso Parque de Tránsito Infantil, un área para uso exclusivo con bicicletas, patines, patinetas y vehículos eléctricos, destinada al disfrute y educación de los para niños entre 2 y 10 años. los pequeños visitantes aprenden de una manera divertida la importancia de la educación vial, de las señales de transito y el uso de los semáforos.
Muy atractivos también son otros espacios del parque, como la Plaza de la República, conocida por los valencianos como el bosque de las banderas; el laberinto cromático, diseñado por el arquitecto Rafael Pérez, donde 20 muros de concreto con 1920 barras de colores se integran en una colorida obra de arte interactiva o el parque Juan Cuchara, un lugar donde los pequeños encuentran divertidos juegos.
El Bosque Centenario y el Bosque de Bambú son los espacios ecológicos por excelencia en el Parque Negra Hipólita. El primero es un bosque de galería con grandes árboles con mas de 300 años, entrelazados con lianas y que sirven de hogar a musgos, líquenes y una diversidad de especies animales como aves migratorias, picures, iguanas y ardillas que han encontrado en el parque un refugio en medio de la ciudad. El segundo es un área con caminerías y bancos, sembrada con frondosos bambúes y diversas cañas.

¿Cómo llegar al Parque Negra Hipólita?
Debes tomar la Autopista del Este, y salir por el Distribuidor Cementos Carabobo o el Distribuidor el Trigal. Allí accedes a la Avenida Paseo Cabriales, donde se ubica el parque.
Si eres de Valencia o vienes de visita a esta ciudad, debes acercarte por este parque, para tener una experiencia diferente de contacto pleno con la naturaleza en medio de la agitada vida entre el cemento.